miércoles, 9 de mayo de 2012

Reflexiones sobre el silencio y la palabra


















REFLEXIONES SOBRE EL SILENCIO Y LA PALABRA


Te doy mi palabra de honor, que no sé por dónde empezar esto. Si no es porque soy un hombre de palabra, y me comprometí a hacer el trabajo, guardaría silencio, pero al dar la palabra a este modesto alumno del programa de Mayores de la Universidad Carlos III, me faltan palabras para expresarme adecuadamente y en todo caso he de medir mis palabras por no tener palabras  o ser palabras mayores.
Tengo dos opciones, la primera es decir con buenas palabras  lo que pienso sobre el tema propuesto o bien emplear medias palabras, de tal forma que apenas se me entienda. Eso sí, sin emplear palabras gruesas  ni palabras ociosas, sino que más bien podría emplear palabras de buena crianza, en la seguridad de que todo el mundo sufriría en silencio el contenido de este trabajo.
En el silencio sepulcral de la clase, la profesora dirá su última palabra y yo que soy parco en palabras mantendré un silencio absoluto y no le quitaré la palabra. Únicamente quebrantaré el silencio impuesto y en dos palabras y sin que se me escape una palabra molesta o inconveniente, pasaré en silencio sobre sus comentarios y me faltarán palabras para expresar mi enojo; y aunque me imponga silencio, como no es palabra de Dios,  aseguraré que el trabajo no está hecho con palabra picante, sino que lo materialicé en un silencio objetivo sin emplear palabras preñadas ni palabras de oráculo. Tampoco empleé palabras libres ni palabras mayores sino que cogiendo la palabra a la profesora y procurando no comerme las palabras, expongo en el ejercicio lingüístico la teoría de que el silencio puede ser la abstención consciente por parte del ser humano de hacer uso de la facultad de hablar. Pero, por otro lado, además puede significar la falta de ruido.  También he oído alguna vez hablar del silencio administrativo, que es la pasividad de la Administración ante una petición o recurso a la que la ley da un significado estimatorio o desestimatorio. En este caso, la ley puede obligar al perpetuo silencio.
Pero no es éste el tema, porque yo no he pronunciado palabras ociosas ni he dicho palabras al aire, en todo caso se puede entender que por ahorrar palabras quizá he pronunciado alguna palabra preñada que con seguridad, el buen entendedor, a la primera palabra ha comprendido y si no fuera así tendríamos unas palabras para aclarar el entuerto o le obligaría a no decir palabra.
Por el silencio general que hay en la clase no parece sino que todos los colegas parecen beber las palabras a éste su humilde ponente, pero si alguien quiere decir la última palabra en este asunto no seré yo el que le deje con la palabra en la boca pues aunque sea hombre o mujer de pocas palabras le dirigiré la palabra para oírle explicar su teoría, esperando que no me trate mal de palabra
Pero estoy firmemente convencido de que podemos pasar en silencio sobre la definición solicitada, porque lo que realmente nos importa es que no nos impongan silencio, para poder pronunciar las palabras clave y dar a conocer mi opinión a esta docta asamblea de expertos filólogos y si para ello tengo que pedir la palabra, para hacer uso de la misma defendiendo mi teoría, lo haré con agrado y emplearé un silencio subjetivo, aunque no me entiendan ni palabra, pero sean conscientes de que puedo asegurar que será palabra de rey, y no duden que emplearé palabras mágicas para que me crean, pues espero que estando pendientes de mi palabra, saldrán de clase totalmente convencidos de mi teoría.
He dicho mi última palabra.









DICCIONARIO

A la primera palabra. Se emplea para explicar la prontitud en la inteligencia de lo que se dice o en el conocimiento de quien habla.
Ahorrar palabras. Instar a alguien para que finalice un negocio o ejecute lo que se dice, dejándose de proponer excusas
Beber las palabras. Escuchar  o atender con sumo cuidado.
Buenas palabras. Expresiones o promesas corteses, dichas con intención de agradar y convencer.
Coger la palabra. Valerse de ella o reconvenir con ella, o hacer prenda de ella, para obligar al cumplimiento de la oferta o promesa.
Comer las palabras. Omitir en lo escrito alguna palabra o parte de ella. Hablar precipitada o confusamente omitiendo sílabas o letras.
Dar la palabra.  Conceder el uso de ella en un debate.
De pocas palabras. Parco en el hablar.
Decir la última palabra. Resolverlo o esclarecerlo de manera definitiva.
Dejar con la palabra en la boca. Volverle la espalda sin escuchar lo que va a decir.
Dirigir la palabra. Hablar singular y determinadamente con alguien.
En dos palabras. Manifestación breve
Escapar una palabra. Proferir, por descuido o falta de reparo, una voz o expresión disonante o que puede ser molesta.
Faltar a la palabra. Dejar de hacer lo que ha prometido u ofrecido.
Faltar palabras. Resultar difícil expresar algo por causa de su bondad o maldad extrema
Guardar silencio. Estar todo el mundo callado.
Hacer uso de la palabra. Derecho a hablar ante un auditorio.
Hombre de palabra. Que cumple con sus compromisos.
Imponer silencio. Hacer callar a otra persona.
Medias palabras. Insinuación embozada, reticencia, aquello que por alguna razón no se dice del todo, sino incompleta y confusamente.
Medir sus palabras. Hablar con cuidado para no decir sino lo que convenga.
Ni palabra. Con las partícula ni y un verbo sirve para dar más fuerza a la negación de lo que el verbo significa.
No decir palabra. Callar, guardar silencio.
No tener palabras. No explicarse en una materia, o por sufrimiento o por ignorancia.
Palabra clave. Entre las palabras que forman un título o entran en un documento, las más significativas o informativas sobre su contenido.
Palabra de Dios. El Evangelio, la Escritura, los sermones y doctrina de los predicadores evangélicos.
Palabra de honor. Empeño que hace alguien de su fe.
 Palabra de oráculo. Respuestas anfibológicas que algunas personas dan a lo que se les pregunta, disfrazando lo que quieren decir.
Palabra de rey. Se emplea para encarecer o ponderar la seguridad y certeza de la palabra que se da o de la oferta que se hace.
Palabra inconveniente. Indecorosa, obscena, incorrecta. Que no viene a cuento
Palabra mágica. Dicción o voz supersticiosa, regularmente extraña y muchas veces de ninguna significación, que usan los magos y los hechiceros. 
Palabra molesta. Que hiere el sentimiento de quien la escucha.
Palabra picante. La que hiere o mortifica a la persona a quien se dice.
Palabra preñada. Dicho que incluye en sí más sentido que el que manifiesta, y se deja al discurso de quien lo oye.
Palabra preñada. Dicho que incluye en sí más sentido que el que manifiesta, y se deja al discurso de quien lo oye.
Palabras al aire. Las que no merecen aprecio por la insustancialidad de quien las dice o por el poco fundamento en que se apoyan.
Palabras de buena crianza. Expresiones de cortesía o de cumplimiento
Palabras gruesas. Dicho inconveniente u obsceno.
Palabras libres. Las deshonestas.
Palabras mayores. Ser de importancia considerable, mayor de lo esperado. También puede entenderse como palabras ofensivas o injuriosas.
Palabras ociosas. La que no tiene fin determinado y se dice por diversión o pasatiempo.
Parco en palabras. Muy callado, que se expresa lacónicamente.
Pasar en silencio. Callarlo, omitirlono hacer mención de ello cuando se habla o escribe.
Pedir la palabra. Turno para hablar en las asambleas políticas y otras corporaciones.
Pendientes de mi palabra.  Oírle con suma atención.
Perpetuo silencio. Fórmula con que se prohíbe al actor que vuelva a deducir la acción o a instar sobre ella.
Quebrantar el silencio. Romper el silencio con palabras, ruidos, gritos o cánticos.
Quitar la palabra. Tomar la palabra, interrumpiendo a quien habla y no dejándole continuar.
Silencio absoluto. Ausencia total de ruidos y sonidos.
Silencio general. Cuando todo el mundo está callado y generalmente con espíritu expectante.
Silencio objetivo. Es la ausencia de sonido. Sin más connotaciones.
Silencio sepulcral. Silencio absoluto
Silencio subjetivo. Silencio utilizado con una intencionalidad dramática.
Sufrir en silencio. Sin protestar ni quejarse.
Tener unas palabras. Dicho de dos o más personas: Decirse palabras desagradables.
Tratar mal de palabra. Injuriarle con un dicho ofensivo.
Última palabra. Decisión que se da como definitiva e inalterable.




































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